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Del rey abajo, ninguno - Francisco de Rojas Zorrilla

Del Rey abajo, ninguno Comedia famosa Francisco de Rojas Zorrilla [Nota preliminar: Edición digital a partir de la Parte 42 de Comedias de diferentes autores, Zaragoza, 1650 y cotejada con las ediciones críticas de Brigitte Wittmann (Salamanca, Anaya, 1970; Madrid, Cátedra, 1980). Estas últimas parten de la suelta de la primera mitad del siglo XVII, 16 ff. En 4.ª, con el título de Del rey abaxo, ninguno. Comedia famosa de don Francisco de Rojas Zorrilla (Biblioteca Nacional de París; Yg 138 (12)). Dado que es, según la citada especialista, un texto más fidedigno, asumimos los criterios de las citadas ediciones críticas a la hora de fijar el texto que presentamos.] PERSONAJES DON GARCÍA, labrador. DOÑA BLANCA, labradora. TERESA, labradora. BELARDO, viejo. DON MENDO. BRAS. EL REY. LA REINA. EL CONDE DE ORGAZ, viejo. TELLO, criado. Dos caballeros. Músicos. Labradores. ArribaAbajoJornada I Sale el REY con banda roja atravesada, leyendo un memorial, y DON MENDO. REY Don Mendo, vuestra demanda he visto. DON MENDO Decid querella; que me hagáis, suplico en ella, caballero de la Banda. Dos meses ha que otra vez 5 esta merced he pedido; diez años os he servido en Palacio y otros diez en la guerra, que mandáis que esto preceda primero 10 a quien fuere caballero de la insignia que ilustráis. Hallo, señor, por mi cuenta, que la puedo conseguir, que, si no, fuera pedir 15 una merced para afrenta. Respondióme lo vería; merezco vuestro favor, y está en opinión, señor, sin ella la sangre mía. 20 REY Don Mendo, al Conde llamad. DON MENDO Y a mi ruego, ¿qué responde? REY Está bien; llamad al Conde. DON MENDO El Conde viene. REY Apartad. (Sale el CONDE con un papel.) DON MENDO Pedí con satisfacción 25 la Banda, y no la pidiera si primero no me hiciera yo propio mi información. REY ¿Qué hay de nuevo? CONDE En Algecira temiendo están vuestra espada; 30 contra vos el de Granada todo el África conspira. REY ¿Hay dineros? CONDE Reducido en este veréis, señor, el donativo mayor 35 con que el reino os ha servido. REY La información, ¿cómo está que os mandé hacer en secreto, Conde, para cierto efeto de don Mendo? ¿Hízose ya? 40 CONDE Sí, señor. REY ¿Cómo ha salido? La verdad, ¿qué resultó? CONDE Que es tan bueno como yo. REY La gente con que ha servido mi reino, ¿será bastante 45 para aquesta empresa? CONDE Freno seréis, Alfonso el Onceno, con él del moro arrogante. REY Quiero ver, conde de Orgaz, a quién deba hacer merced 50 por sus servicios. Leed. CONDE El reino os corone en paz adonde el Genil felice arenas de oro reparte. REY Guárdeos Dios, cristiano Marte. 55 Leed, don Mendo. DON MENDO Así dice: «Lo que ofrecen los vasallos para la empresa a que aspira Vuestra Alteza, de Algecira: En gente, plata y caballos, 60 don Gil de Albornoz dará diez mil hombres sustentados; el de Orgaz dos mil soldados; el de Astorga llevará cuatro mil, y las ciudades 65 pagarán diez y seis mil; con su gente hasta el Genil irán las tres Hermandades de Castilla; el de Aguilar con mil caballos ligeros, 70 mil ducados en dineros; García del Castañar dará para la jornada cien quintales de cecina, dos mil fanegas de harina 75 y cuatro mil de cebada; catorce cubas de vino, tres hatos de sus ganados, cien infantes alistados, cien quintales de tocino; 80 y doy esta poquedad porque el año ha sido corto, más ofrézcole, si importo también a Su Majestad, un rústico corazón 85 de un hombre de buena ley, que aunque no conoce al Rey, conoce su obligación». REY ¡Grande lealtad y riqueza! DON MENDO Castañar, humilde nombre. 90 REY ¿Dónde reside este hombre? CONDE Oiga quién es Vuestra Alteza: Cinco leguas de Toledo, Corte vuestra y patria mía, hay una dehesa adonde 95 este labrador habita, que llaman el Castañar que con los montes confina, que desta imperial de España son posesiones antiguas. 100 En ella un convento yace al pie de una sierra fría, del caballero de Asís, de Cristo efigie divina, porque es tanta de Francisco 105 la humildad que le entroniza, que aun a los pies de una sierra sus edificios fabrica. Un valle el término incluye de castaños, y apellidan 110 del Castañar, por el valle, al convento y a García, adonde, como Abraham, la caridad ejercita, porque en las cosechas andan 115 el cielo y él a porfía. Junto del convento tiene una casa compartida en tres partes: una es de su rústica familia, 120 copioso albergue de fruto de la vid y de la oliva, tesoro donde se encierra el grano de las espigas, que es la abundancia tan grande 125 del trigo que Dios le envía, que los pósitos de España son de sus trojes hormigas; es la segunda un jardín cuyas flores, repartidas, 130 fragantes estrellas son de la tierra y del sol hijas, tan varias y tan lucientes que parecen, cuando brillan, que bajó la cuarta esfera 135 sus estrellas a esta quinta; es un cuarto la tercera en forma de galería, que de jaspes de San Pablo sobre tres arcos estriba; 140 ilústranle unos balcones de verde y oro, y encima del tejado de pizarras globos de esmeraldas finas; en él vive con su esposa 145 Blanca, la más dulce vida que vio el amor, compitiendo sus bienes con sus delicias, de quien no copio, señor, la beldad que el sol envidia, 150 porque agora no conviene a la ocasión ni a mis días; baste deciros que siendo sus riquezas infinitas, con su esposa comparadas, 155 es la menor de sus dichas. Es un hombre bien dispuesto, que continuo se ejercita en la caza, y tan valiente que vence a un toro en la lidia. 160 Jamás os ha visto el rostro y huye de vos, porque afirma que es sol el Rey y no tiene para tantos rayos vista. García del Castañar 165 es éste y os certifica mi fe que, si le lleváis a la guerra de Algecira, que llevéis a vuestro lado una prudencia que os rija, 170 una verdad sin embozo, una agudeza advertida, un rico sin ambición, un parecer sin porfía, un valiente con discurso 175 y un labrador sin malicia. REY ¡Notable hombre! CONDE Os prometo que en él las partes se incluyen, que a Palacio constituyen un caballero perfeto. 180 REY ¿No me ha visto? CONDE Eternamente. REY Pues yo, Conde, le he de ver; dél experiencia he de hacer; yo y don Mendo solamente y otros dos hemos de ir; 185 pues es el camino breve, la cetrería se lleve porque podamos fingir que vamos a caza, que hoy desta suerte le he de hablar, 190 y en llegando el Castañar ninguno dirá quién soy. ¿Qué os parece? CONDE La agudeza a la ocasión corresponde. REY Prevenid caballos, Conde. 195 CONDE Voy a serviros. (Vase, y sale la REINA.) DON MENDO Su Alteza. REINA ¿Dónde, señor? REY A buscar un tesoro sepultado que el Conde ha manifestado. REINA ¿Lejos? REY En el Castañar. 200 REINA ¿Volveréis? REY Luego que ensaye en el crisol su metal. REINA Es la ausencia grave mal. REY Antes que los montes raye el sol, volveré, señora, 205 a vivir la esfera mía. REINA Noche es la ausencia. REY Vos, día. REINA Vos, mi sol. REY Y vos, mi aurora. (Vase la REINA.) DON MENDO ¿Qué decís a mi demanda? REY De vuestra nobleza estoy 210 satisfecho, y pondré hoy en vuestro pecho esta banda; que si la doy por honor a un hombre indigno, don Mendo, será en su pecho remiendo 215 en tela de otra color, y al noble seré importuno si a su desigual permito, porque, si a todos admito, no la estimará ninguno. 220 (Vanse, y sale DON GARCÍA, labrador.) DON GARCÍA Fábrica hermosa mía, habitación de un infeliz dichoso, oculto desde el día que el castellano pueblo vitorioso, con lealtad oportuna, 225 al niño Alfonso coronó en la cuna. En ti vivo contento, sin desear la Corte o su grandeza, al ministerio atento del campo donde encubro mi nobleza, 230 en quien fui peregrino y estraño huésped, y quedé vecino. En ti, de bienes rico, vivo contento con mi amada esposa, cubriendo su pellico 235 nobleza, aunque ignorada, generosa; que aunque su ser ignoro, sé su virtud y su belleza adoro. En la casa vivía de un labrador de Orgaz, prudente y cano; 240 vila, y dejóme un día, como suele quedar en el verano, del rayo a la violencia, ceniza el cuerpo, sana la apariencia. Mi mal consulté al Conde, 245 y asegurando que en mi esposa bella sangre ilustre se esconde, caséme amante y me ilustré con ella, que acudí, como es justo, primero a la opinión y luego al gusto. 250 Vivo en feliz estado, aunque no sé quién es y ella lo ignora, secreto reservado al Conde, que la estima y que la adora; ni jamás ha sabido 255 que nació noble el que eligió marido mi Blanca, esposa amada, que divertida entre sencilla gente de su jardín traslada puros jazmines a su blanca frente. 260 Mas ya todo me avisa que sale Blanca, pues que brota risa. (Salen DOÑA BLANCA, labradora, con flores, BRAS, TERESA, y BELARDO, viejo, y MÚSICOS pastores.) MÚSICOS Ésta es blanca como el sol, que la nieve no. Ésta es hermosa y lozana, 265 como el sol, que parece a la mañana, como el sol, que aquestos campos alegra, como el sol, 270 con quien es la nieve negra, y del almendro la flor. Ésta es blanca como el sol, que la nieve no. DON GARCÍA Esposa, Blanca querida, 275 injustos son tus rigores, si por dar vida a las flores me quitas a mí la vida. DOÑA BLANCA Mal daré vida a las flores cuando pisarlas suceda, 280 pues mi vida ausente queda adonde animas amores; porque así quiero, García, sabiendo cuánto me quieres, que si tu vida perdieres, 285 puedas vivir con la mía. DON GARCÍA No habrá merced que sea mucha, Blanca, ni grande favor si le mides con mi amor. DOÑA BLANCA ¿Tanto me quieres? DON GARCÍA Escucha: 290 No quiere el segador al aura fría, ni por abril el agua mis sembrados, ni yerba en mi dehesa mis ganados, ni los pastores la estación umbría, ni el enfermo la alegre luz del día, 295 la noche los gañanes fatigados, blandas corrientes de amenos prados, más que te quiero, dulce esposa mía; que si hasta hoy su amor desde el primero hombre juntaran, cuando así te ofreces, 300 en un sujeto a todos les prefiero; y aunque sé, Blanca, que mi fe agradeces, y no puedo querer más que te quiero, aun no te quiero como tú mereces. DOÑA BLANCA No quieren más las flores al rocío, 305 que en los fragantes vasos el sol bebe; las arboledas la deshecha nieve, que es cima de cristal y después río; el índice de piedra al norte frío, el caminante al iris cuando llueve, 310 la obscura noche la traición aleve, más que te quiero, dulce esposo mío; porque es mi amor tan grande, que a tu nombre como a cosa divina construyera aras donde adorarle, y no te asombre, 315 porque si el ser de Dios no conociera, dejara de adorarte como hombre, y por Dios te adorara y te tuviera. BRAS Pues están Blanca y García como palomos de bien, 320 resquiebrémonos también, porque desde ellotri día tu carilla me engarrucha. TERESA Y a mí tu talle, mi Bras. BRAS Mas que te quiero yo más. 325 TERESA ¡Mas que no! BRAS Teresa, escucha: Desde que te vi, Teresa, en el arroyo a pracer, ayudándote a torcer los manteles de la mesa, 330 y torcidos y lavados, nos dijo cierto estodiante: «Así a un pobre pleiteante suelen dejar los letrados»; eres de mí tan querida 335 como lo es de un logrero la vida de un caballero que dio un juro de por vida. (Sale TELLO.) TELLO Envidie, señor García, vuestra vida el más dichoso. 340 Sólo en vos reina el reposo. DOÑA BLANCA ¿Qué hay, Tello? TELLO ¡Oh, señora mía! ¡Oh, Blanca hermosa, de donde proceden cuantos jazmines dan fragancia a los jardines! 345 Vuestras manos besa el Conde. DOÑA BLANCA ¿Cómo está el Conde? TELLO Señora, a vuestro servicio está. DON GARCÍA Pues, Tello, ¿qué hay por acá? TELLO Escuchad aparte agora: 350 Hoy, con toda diligencia, me mandó que éste os dejase y respuesta no esperase. Con esto, dadme licencia. DON GARCÍA ¿No descansaréis? TELLO Por vos 355 me quedara hasta otro día; que no han de verme, García, los que vienen cerca. Adiós... (Vase.) DON GARCÍA El sobre escrito es a mí. ¿Mas que me riñe, porque 360 corto el donativo fue que hice al Rey? Mas dice así: «El Rey, señor don García, que su ofrecimiento vio, admirado preguntó 365 quién era vueseñoría; díjele que un labrador desengañado y discreto, y a examinar va en secreto su prudencia y su valor. 370 No se dé por entendido, no diga quién es al Rey, porque aunque estime su ley, fue de su padre ofendido, y sabe cuánto le enoja 375 quien su memoria despierta. Quede adiós, y el Rey, advierta que es el de la banda roja. El conde de Orgaz, su amigo». Rey Alfonso, si supieras 380 quién soy, ¡cómo previnieras contra mi sangre el castigo de un difunto padre! DOÑA BLANCA Esposo, silencio y poco reposo indicios de triste son. 385 ¿Qué tienes? DON GARCÍA Mándame, Blanca, en éste el Conde, que hospede a unos señores. DOÑA BLANCA Bien puede, pues tiene esta casa franca. BRAS De cuatro rayos con crines, 390 generación española, de unos cometas con cola, o aves, y al fin rocines, que andan bien y vuelan mal, cuatro bizarros señores 395 que parecen cazadores, se apean en el portal. DON GARCÍA No te des por entendida de que sabemos que vienen. TERESA ¡Qué lindos talles que tienen! 400 BRAS ¡Pardiez, que es gente llocida! (Salen el REY sin banda y DON MENDO con banda, y otros dos cazadores.) REY Guárdeos Dios, los labradores. DON GARCÍA (Ya veo al de la divisa.) Caballeros de alta guisa, Dios os dé bienes y honores. 405 ¿Qué mandáis? DON MENDO ¿Quién es aquí García del Castañar? DON GARCÍA Yo soy, a vuestro mandar. DON MENDO Galán sois. DON GARCÍA Dios me hizo ansí. BRAS Mayoral de sus porqueros 410 só, y porque mucho valgo, miren si los mando en algo en mi oficio, caballeros, que lo haré de mala gana, como verán por la obra. 415 DON GARCÍA ¡Quita, bestia! BRAS El bestia sobra. REY ¡Qué simplicidad tan sana! Guárdeos Dios. DON GARCÍA Vuestra persona, aunque vuestro nombre ignoro, me aficiona. BRAS Es como un oro; 420 a mí también me inficiona. DON MENDO Llegamos al Castañar volando un cuervo, supimos de vuestra casa, y venimos a verla y a descansar 425 un rato, mientras que pasa el sol de aqueste horizonte. DON GARCÍA Para labrador de un monte grande juzgaréis mi casa, y aunque un albergue pequeño 430 para tal gente será, sus defetos suplirá la voluntad de su dueño. DON MENDO ¿Nos conocéis? DON GARCÍA No, en verdad, que nunca de aquí salimos. 435 DON MENDO En la Cámara servimos los cuatro a Su Majestad, para serviros, García. ¿Quién es esta labradora? DON GARCÍA Mi mujer. DON MENDO Gocéis, señora, 440 tan honrada compañía mil años, y el cielo os dé más hijos que vuestras manos arrojan al campo granos. DOÑA BLANCA No serán pocos, a fe. 445 DON MENDO ¿Cómo es vuestro nombre? DOÑA BLANCA Blanca. DON MENDO Con vuestra beldad conviene. DOÑA BLANCA No puede serlo quien tiene la cara a los aires franca. REY Yo también, Blanca, deseo 450 que veáis siglos prolijos los dos, y de vuestros hijos veáis más nietos que veo árboles en vuestra tierra, siendo a vuestra sucesión 455 breve para habitación cuanto descubre esa sierra. BRAS No digan más desatinos. ¡Qué poco en hablar reparan! Si todo el campo pobraran, 460 ¿dónde han de estar mis cochinos? DON GARCÍA Rústico entretenimiento será para vos mi gente; pues la ocasión lo consiente, recebid sin cumplimiento 465 algún regalo de mi casa. Tú disponlo, Blanca mía. DON MENDO (Llámala fuego, García, pues el corazón me abrasa.) REY Tan hidalga voluntad 470 es admitirla nobleza. DON GARCÍA Con esta misma llaneza sirviera a Su Majestad, que aunque no le he visto, intento servirle con afición. 475 REY ¿Para no verle hay razón? DON GARCÍA ¡Oh, señor, ese es gran cuento! Dejalde para otro día. Tú, Blanca, Bras y Teresa, id a prevenir la mesa 480 con alguna niñería. (Vanse.) REY Pues yo sé que el rey Alfonso tiene noticia de vos. DON MENDO Testigos somos los dos. DON GARCÍA ¿El Rey de un villano intonso? 485 REY Y tanto el servicio admira que hicisteis a su Corona, ofreciendo ir en persona a la guerra de Algecira, que si la Corte seguís, 490 os ha de dar a su lado el lugar más envidiado de Palacio. DON GARCÍA ¿Qué decís? Más precio entre aquellos cerros salir a la primer luz, 495 prevenido el arcabuz, y que levanten mis perros una banda de perdices, y codicioso en la empresa, seguirlas por la dehesa 500 con esperanzas felices de verlas caer al suelo, y cuando son a los ojos pardas nubes con pies rojos, batir sus alas al vuelo 505 y derribar esparcidas tres o cuatro, y anhelando mirar mis perros buscando las que cayeron heridas, con mi voz que los provoca, 510 y traerlas, que palpitan a mis manos, que las quitan con su gusto de su boca; levantarlas, ver por dónde entró entre la pluma el plomo, 515 volverme a mi casa, como suele de la guerra el Conde a Toledo, vencedor; pelarlas dentro en mi casa, perdigarlas en la brasa 520 y puestas en la asador, con seis dedos de un pernil, que a cuatro vueltas o tres, pastilla de lumbre es, y canela del Brasil; 525 y entregarlas a Teresa, que con vinagre y aceite y pimienta, sin afeite, las pone en mi limpia mesa, donde, en servicio de Dios, 530 una yo y otra mi esposa nos comemos, que no hay cosa como a dos perdices, dos; y levantando una presa dársela a Teresa, más 535 porque tenga envidia Bras que por dársela a Teresa, y arrojar a mis sabuesos el esqueleto roído, y oír por tono el crujido 540 de los dientes y los huesos, y en el cristal transparente brindar, y con mano franca hacer la razón mi Blanca con el cristal de una fuente; 545 levantar la mesa, dando gracias a quien nos envía el sustento cada día, varias cosas platicando. Que aqueso es el Castañar, 550 que en más estimo, señor, que cuanta hacienda y honor los reyes me pueden dar. REY Pues, ¿cómo al Rey ofrecéis ir en persona a la guerra 555 si amáis tanto vuestra tierra? DON GARCÍA Perdonad, no lo entendéis. El Rey es de un hombre honrado, en necesidad sabida, de la hacienda y de la vida 560 acreedor privilegiado; agora, con pecho ardiente, se parte al Andalucía para estirpar la herejía, sin dineros y sin gente; 565 así, le envié a ofrecer mi vida, sin ambición, por cumplir mi obligación y porque me ha menester; que como hacienda debida 570 al Rey le ofrecí de nuevo este vida que le debo, sin esperar que la pida. REY Pues, concluida la guerra, ¿no os quedaréis en Palacio? 575 DON GARCÍA Vívese aquí más de espacio, es más segura esta tierra. REY Posible es que os ofrezca el Rey lugar soberano. DON GARCÍA ¿Y es bien que le dé a un villano 580 el lugar que otro merezca? REY Elegir el Rey amigo es distributiva ley. Bien puede. DON GARCÍA Aunque pueda, el Rey no lo acabará conmigo, 585 que es peligrosa amistad y sé que no me conviene, que a quien ama es el que tiene más poca seguridad; que por acá siempre he oído, 590 que vive más arriesgado el hombre del Rey amado que quien es aborrecido, porque el uno se confía y el otro se guarda dél. 595 Tuve yo un padre muy fiel, que muchas veces decía, dándome buenos consejos, que tenía certidumbre que era el Rey como la lumbre: 600 que calentaba de lejos y desde cerca quemaba. REY También dicen más de dos que suele hacer como Dios, del lodo que se pisaba, 605 un hombre ilustrado, a quien le venere el más bizarro. DON GARCÍA Muchos le han hecho de barro y le han deshecho también. REY Sería el hombre imperfeto. 610 DON GARCÍA Sea imperfeto o no sea, el Rey, a quien no desea, ¿qué puede darle en efeto? REY Daráos premios. DON GARCÍA Y castigos. REY Daráos gobierno. DON GARCÍA Y cuidados. 615 REY Daráos bienes. DON GARCÍA Envidiados. REY Daráos favor. DON GARCÍA Y enemigos. Y no os tenéis que cansar, que yo sé no me conviene ni daré por cuanto tiene 620 un dedo del Castañar. Esto sin que un punto ofenda a sus reales resplandores, mas lo que importa, señores, es prevenir la merienda. 625 (Vase.) REY Poco el Conde lo encarece: más es de lo que pensaba. DON MENDO La casa es bella. REY Estremada. ¿Cuál lo mejor os parece? DON MENDO Si ha de decir la fe mía 630 la verdad a Vuestra Alteza, me parece la belleza de la mujer de García. REY Es hermosa. DON MENDO Es celestial, es ángel de nieve pura. 635 REY ¿Ése es amor? DON MENDO La hermosura, ¿a quién le parece mal? REY Cubríos, Mendo. ¿Qué hacéis? Que quiero en la soledad deponer la majestad. 640 DON MENDO Mucho, Alfonso, recogéis vuestros rayos, satisfecho que sois por fe venerado, tanto, que os habéis quitado la roja banda del pecho 645 para encubriros y dar aliento nuevo a mis bríos. REY No nos conozcan; cubríos, que importa disimular. DON MENDO Rico hombre soy, y de hoy más. 650 Grande es bien que por vos quede. REY Pues ya lo dije, no puede volver mi palabra atrás. (Sale DOÑA BLANCA.) DOÑA BLANCA Entrad, si queréis, señores, merendar, que ya os espera 655 como una primavera la mesa llena de flores. DON MENDO ¿Y qué tenéis que nos dar? DOÑA BLANCA ¿Para qué saberlo quieren? Comerán lo que les dieren, 660 pues que no lo han de pagar, o quedaránse en ayunas; mas nunca faltan, señores, en casa de labradores queso, arrope y aceitunas, 665 y blanco pan les prometo, que amasamos yo y Teresa, que pan blanco y limpia mesa abren a un muerto las ganas; uvas de un majuelo mío, 670 y en blanca miel de rocío, berenjenas toledanas; perdices en escabeche, y de un jabalí, aunque fea, una cabeza en jalea, 675 porque toda se aproveche; cocido en vino, un jamón, y un chorizo que provoque a que con el vino aloque, hagan todos la razón; 680 dos ánades y cecinas cuantas los montes ofrecen, cuyas hebras me parecen deshojadas clavellinas, que cuando vienen a estar 685 cada una de por sí, como seda carmesí, se pueden al torno hilar. REY Vamos, Blanca. DOÑA BLANCA Hidalgos, ea, merienden y buena pro. 690 (Vanse el REY y los dos cazadores.) DON MENDO Labradora, ¿quién te vio que amante no te desea? DOÑA BLANCA Venid y callad, señor. DON MENDO Cuanto previenes, trocara a un plato que sazonara 695 en tu voluntad amor. DOÑA BLANCA Pues, decidme, cortesano, el que trae la banda roja: ¿qué en mi casa se os antoja para guisarle? DON MENDO Tu mano. 700 DOÑA BLANCA Una mano en almodrote de vaca os sabrá más bien; guarde Dios mi mano, amén, no se os antoje en jigote, que harán, si la tienen gana, 705 si no hay quien los replique, que se pique y se repique la mano de una villana para que un señor la coma. DON MENDO La voluntad la sazone 710 para mis labios. DOÑA BLANCA Perdone; bien está San Pedro en Roma. Y si no lo habéis sabido, sabed, señor, en mi trato, que sólo sirve ese plato 715 al gusto de mi marido, y me lo paga muy bien, sin lisonjas ni rodeos. DON MENDO Yo, con mi estado y deseos, te lo pagaré también. 720 DOÑA BLANCA En mejor mercadería gastad los intentos vanos, que no compraran gitanos a la mujer de García, que es muy ruda y montaraz. 725 DON MENDO Y bella como una flor. DOÑA BLANCA ¿Que de dónde soy, señor? Para serviros, de Orgaz. DON MENDO Que eres del cielo sospecho, y en el rigor, de la sierra. 730 DOÑA BLANCA ¿Son bobas las de mi tierra? Merendad, y buen provecho. DON MENDO No me entiendes, Blanca mía. DOÑA BLANCA Bien entiendo vuestra trova, que no es del todo boba 735 la de Orgaz, por vida mía. DON MENDO Pues por tus ojos amados que has de oírme, la de Orgaz. DOÑA BLANCA Tengamos la fiesta en paz; entrad ya, que están sentados, 740 y tened más cortesía. DON MENDO Tú menos riguridad. DOÑA BLANCA Si no queréis, aguardad. ¡Ah, marido! ¡Hola, García! (Sale DON GARCÍA.) DON GARCÍA ¿Qué queréis, ojos divinos? 745 DOÑA BLANCA Haced al señor entrar, que no quiere hasta acabar un cuento de Calaínos. DON GARCÍA (Aparte. ¡Si el cuento fuera de amor del Rey, que Blanca me dice, 750 para ser siempre infelice! Mas si viene a darme honor Alfonso, no puede ser; cuando no de mi linaje, se me ha pegado del traje 755 la malicia y proceder. Sin duda no quiere entrar por no estar con sus criados en una mesa sentados; quiéroselo suplicar 760 de manera que no entienda que le conozco). Señor, entrad y haréisme favor y alcanzad de la merienda un bocado, que os le dan 765 con voluntad y sin paga, y mejor provecho os haga que no el bocado de Adán. (Sale BRAS y saca algo de comer y un jarro cubierto.) BRAS Un caballero me envía a decir como os espera. 770 DON MENDO ¿Cómo, Blanca, eres tan fiera? (Vase.) DOÑA BLANCA Así me quiere García. DON GARCÍA ¿Es el cuento? DOÑA BLANCA Proceder en él quiere pertinaz; mas déjala a la de Orgaz, 775 que ella sabrá responder. (Vase.) BRAS Todos están en la mesa; quiero, a solas y sentado, mamarme lo que he arrugado, sin que me viese Teresa. 780 ¡Qué bien que se satisface un hombre sin compañía! Bebed, Bras, por vida mía. (Dentro.) Bebed vos. BRAS ¿Yo? Que me place. (Salen todos.) REY Caballero, ya declina 785 el sol al mar Oceano. DON GARCÍA Comed más, que aún es temprano; ensanchad bien la pretina. REY Quieren estos caballeros un ave en la tierra rasa, 790 volarla. DON GARCÍA Pues a mi casa os volved. REY Obedeceros no es posible. DON GARCÍA Cama blanda ofrezco a todos, señores, y con almohadas de flores, 795 sábanas nuevas de Holanda. REY Vuestro gusto fuera ley, García, que no podemos, que desde mañana hacemos los cuatro semana al Rey, 800 y es fuerza estar en Palacio. Blanca, adiós; adiós, García. DON GARCÍA El cielo os guarde. REY Otro día hablaremos más despacio. (Vase.) DON MENDO Labradora, hermosa mía, 805 ten de mi dolor memoria. DOÑA BLANCA Caballero, aquesa historia se ha de tratar con García. DON GARCÍA ¿Qué decís? DON MENDO Que dé a los dos el Cielo vida y contento. 810 DOÑA BLANCA Adiós, señor, el del cuento. DON MENDO (¡Muerto voy!). Adiós. DON GARCÍA Adiós. Y tú, bella como el Cielo, ven al jardín, que convida con dulce paz a mi vida, 815 sin consumirla el anhelo del pretendiente que aguarda el mal seguro favor, la sequedad del señor, ni la provisión que tarda, 820 ni la esperanza que yerra, ni la ambición arrogante del que, armado de diamante busca al contrario en la guerra, ni por los mares el Norte, 825 que envidia pudiera dar a cuantos del Castañar van esta tarde a la Corte. Mas por tus divinos ojos, adorada Blanca mía, 830 que es hoy el primero día que he tropezado en enojos. DOÑA BLANCA ¿De qué son tus descontentos? DON GARCÍA Del cuento del cortesano. DOÑA BLANCA Vamos al jardín, hermano, 835 que esos son cuentos de cuentos. FIN

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